El economista Abraham Gak, director del proyecto estratégico “Plan Fénix”, profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista en diversos temas de macroeconomía, habló con Pausa sobre el conflicto entre las entidades del agro y el Gobierno nacional y dio su punto de vista.
El grupo de economistas que, desde fines del año 2000, conforman el Plan Fénix, discute en ámbitos académicos (a la vez buscando hacer aportes útiles para la toma de decisiones) los problemas centrales de la economía nacional. Sus propuestas han sido elaboradas con la mirada puesta en el mediano y largo plazo, y también con algunas medidas de corto plazo que permitan enfrentar la crisis actual; de ahí lo oportuno de su testimonio.
“Es evidente estamos inmersos en un conflicto de importancia y es evidente también que lo que está en el fondo de la discusión es qué país queremos tener: uno que sea sólo para 20 millones de habitantes u otro en el que vivan 40 millones”, señaló.
Abraham Gak coincidió con otros analistas al enfatizar que en la actualidad la Argentina no está atravesando una crisis económica. En ese sentido, arguyó que la prueba de eso está en que en estos cinco meses las exportaciones de todo tipo, industriales e incluso las de productos primarios, han crecido.
“Me parece que en esto hay una disputa de carácter económico pero creo, en verdad, que detrás de ello hay una real pelea de carácter político, que es justamente esto: qué tipo de país queremos” opinó sin vueltas el economista.
Luego agregó: “También está en tensión si vamos a compartir un gran progreso, un incremento importante de las exportaciones, a través de un mercado interno fuerte, consolidado, con un proceso industrial que permita al país insertarse en el mundo en condiciones mejores que las de un simple proveedor de materias primas”.
Sin embargo, Gak reconoció la inquietud que genera el actual conflicto en el sector financiero, que se suma a la crisis internacional financiera. Pero el Banco Central, a su entender, con la utilización de una pequeña porción de sus reservas para atender esa coyuntura logró disiparla con bastante solvencia.
“Lo que ciertamente me preocupa es lo que pueda pasar con el sustento de la gente más desprotegida del país si hay un incremento de los valores internacionales de los alimentos que supere fuertemente los precios actuales: cómo hará entonces el Estado para mantener desconectados los precios locales de los internacionales. Ahí tenemos una situación importante, a la cual las retenciones o los derechos de exportación móviles ayudan a paliar, pero no va a ser lo único que va a poder resolverlo”.
En ese marco, el especialista consideró esencial que finalmente se defina un plan para evitar las consecuencias que podrían producirse en ese más que posible escenario.
Además, Gak sostuvo que es necesario pensar cómo se integra un proceso industrial con un proceso agrario vigente, que es igual de relevante, ya que se necesitan mutuamente.
Sin dejar de lado el análisis estructural de la situación que vive el país, el economista subrayó que en estos últimos días hubo un fuerte ataque a la institucionalización y a las investiduras que asumen los funcionarios elegidos por la mayoría.
Y en ese contexto subrayó que no se discute lo esencial “que es quién es el dueño de esa renta diferencial de la tierra que se da entre una zona de altísima producción respecto de otras que no la tienen tanto”.
“Lo positivo de esto, si es que cabe la valoración en el actual contexto, es que por fin en la Argentina estamos debatiendo cosas fundamentales, como qué modelo de país queremos, pero esto debe darse en un marco de preservación de las instituciones y en democracia”.
–¿Cree que la decisión de aumentar el porcentaje de las retenciones fue acertada?
–Considero que sí, pero me parece que lo hicieron tarde. Porque si hubieran establecido la movilidad cuando lo hicieron con los hidrocarburos, seguramente la discusión no hubiese sido de tamaña importancia. No olvidemos que nadie protestó cuando se introdujeron retenciones móviles al sector petrolero: le fijaron un límite de 42 dólares el barril y en este momento está arriba de los 130 dólares en los valores de la Argentina. En ese caso, el remanente de esos 42 dólares se lo apropia el Estado.
Según Gak, las mismas medidas que se aplicaron a la soja y al petróleo deberían trasladarse al sector minero. En ese sentido, se permite cuestionar por qué razón el país no se apropia de las rentas que supone la preexistencia de los productos minerales.
“Observar la ley de minería impulsada durante la presidencia de Carlos Menem, redactada tan en favor de esos inversores internacionales que son las pocas empresas mineras que hay en el mundo, es realmente ver un bozal que tiene puesto el país, que no le permite avanzar”.
El grupo de economistas que, desde fines del año 2000, conforman el Plan Fénix, discute en ámbitos académicos (a la vez buscando hacer aportes útiles para la toma de decisiones) los problemas centrales de la economía nacional. Sus propuestas han sido elaboradas con la mirada puesta en el mediano y largo plazo, y también con algunas medidas de corto plazo que permitan enfrentar la crisis actual; de ahí lo oportuno de su testimonio.
“Es evidente estamos inmersos en un conflicto de importancia y es evidente también que lo que está en el fondo de la discusión es qué país queremos tener: uno que sea sólo para 20 millones de habitantes u otro en el que vivan 40 millones”, señaló.
Abraham Gak coincidió con otros analistas al enfatizar que en la actualidad la Argentina no está atravesando una crisis económica. En ese sentido, arguyó que la prueba de eso está en que en estos cinco meses las exportaciones de todo tipo, industriales e incluso las de productos primarios, han crecido.
“Me parece que en esto hay una disputa de carácter económico pero creo, en verdad, que detrás de ello hay una real pelea de carácter político, que es justamente esto: qué tipo de país queremos” opinó sin vueltas el economista.
Luego agregó: “También está en tensión si vamos a compartir un gran progreso, un incremento importante de las exportaciones, a través de un mercado interno fuerte, consolidado, con un proceso industrial que permita al país insertarse en el mundo en condiciones mejores que las de un simple proveedor de materias primas”.
Sin embargo, Gak reconoció la inquietud que genera el actual conflicto en el sector financiero, que se suma a la crisis internacional financiera. Pero el Banco Central, a su entender, con la utilización de una pequeña porción de sus reservas para atender esa coyuntura logró disiparla con bastante solvencia.
“Lo que ciertamente me preocupa es lo que pueda pasar con el sustento de la gente más desprotegida del país si hay un incremento de los valores internacionales de los alimentos que supere fuertemente los precios actuales: cómo hará entonces el Estado para mantener desconectados los precios locales de los internacionales. Ahí tenemos una situación importante, a la cual las retenciones o los derechos de exportación móviles ayudan a paliar, pero no va a ser lo único que va a poder resolverlo”.
En ese marco, el especialista consideró esencial que finalmente se defina un plan para evitar las consecuencias que podrían producirse en ese más que posible escenario.
Además, Gak sostuvo que es necesario pensar cómo se integra un proceso industrial con un proceso agrario vigente, que es igual de relevante, ya que se necesitan mutuamente.
Sin dejar de lado el análisis estructural de la situación que vive el país, el economista subrayó que en estos últimos días hubo un fuerte ataque a la institucionalización y a las investiduras que asumen los funcionarios elegidos por la mayoría.
Y en ese contexto subrayó que no se discute lo esencial “que es quién es el dueño de esa renta diferencial de la tierra que se da entre una zona de altísima producción respecto de otras que no la tienen tanto”.
“Lo positivo de esto, si es que cabe la valoración en el actual contexto, es que por fin en la Argentina estamos debatiendo cosas fundamentales, como qué modelo de país queremos, pero esto debe darse en un marco de preservación de las instituciones y en democracia”.
–¿Cree que la decisión de aumentar el porcentaje de las retenciones fue acertada?
–Considero que sí, pero me parece que lo hicieron tarde. Porque si hubieran establecido la movilidad cuando lo hicieron con los hidrocarburos, seguramente la discusión no hubiese sido de tamaña importancia. No olvidemos que nadie protestó cuando se introdujeron retenciones móviles al sector petrolero: le fijaron un límite de 42 dólares el barril y en este momento está arriba de los 130 dólares en los valores de la Argentina. En ese caso, el remanente de esos 42 dólares se lo apropia el Estado.
Según Gak, las mismas medidas que se aplicaron a la soja y al petróleo deberían trasladarse al sector minero. En ese sentido, se permite cuestionar por qué razón el país no se apropia de las rentas que supone la preexistencia de los productos minerales.
“Observar la ley de minería impulsada durante la presidencia de Carlos Menem, redactada tan en favor de esos inversores internacionales que son las pocas empresas mineras que hay en el mundo, es realmente ver un bozal que tiene puesto el país, que no le permite avanzar”.
Publicado en Pausa #6, viernes 20 de junio de 2008
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