Por Jorge Cuccia (*)
La falta de información de la sociedad ante el tema conmutaciones de penas es total. Esta desinformación es parte de la campaña inducida u orquestada por sectores retrógrados y represores. Ningún sector del periodismo de alcance masivo en Santa Fe realizó una investigación de campo. No se difundió lo que representa dicho beneficio para un condenado tras largos años de encierro, manteniendo conducta ejemplar y readaptándose con los escasos medios de que dispone en las cárceles de la provincia. Tampoco revelan lo que implica para la sociedad y sus alcances reales en la actualidad. El mito o mentira es que mediante la conmutación salen en libertad los detenidos en forma masiva. La conmutación de penas es una facultad que otorga la Constitución provincial al gobernador en ejercicio para reducir la condena de un detenido. No se debe confundir con amnistía o indulto, que pueden permitir la rápida liberación, como los casos de los genocidas y responsables de la dictadura. Para ser objetivos, el gobernador puede o no usar la facultad de conmutar penas, tanto él como los funcionarios del área de Seguridad y Justicia saben que es un aliciente, un incentivo a regresar a la sociedad sin resentimientos. Y la rebaja obtenida en la actualidad no pasa de dos o tres meses. En la práctica y guiándonos por las estadísticas de las conmutaciones de 2003, pero difundidas en el año 2004, sobre 2.600 condenados obtuvieron el beneficio 260 internos en toda la provincia, esto representaba sólo el 10 por ciento; en promedio no se superaron los tres meses de rebaja de la pena. Y para demostrar que este tipo de incentivo, beneficioso para “el condenado” y “la sociedad”, tiende a desaparecer, en las recientes conmutaciones otorgadas en diciembre de 2005 sólo lograron el incentivo 130 condenados, esto representa sobre 2.500 condenados un magro 5 por ciento, haciendo estéril el esfuerzo y buena conducta de muchos presos. Aclaramos que la forma de seleccionar a los que se postulan es por parte del director de cada unidad (carcelaria), basándose en el informe del equipo de profesionales que supervisan la rehabilitación de cada condenado y posteriormente elevado al gobernador para la resolución. Jamás las conmutaciones fueron para todos los condenados. Dichos profesionales psicólogos, terapistas ocupacionales y asistentes sociales son formados de la misma manera desde hace 20 años y son integrantes del Servicio Penitenciario, por lo que están subordinados a oficiales que cuidan más de la “seguridad” que de la reinserción del detenido. Para poder postularse al beneficio se debe contar con conducta ejemplar, trabajar y haber mostrado claros avances en la rehabilitación, según lo dictaminen los profesionales referidos. Esto es muy difícil de obtener dentro de la cárcel, y ni siquiera reuniendo todos los requisitos existe seguridad de ganar la ansiada conmutación. En la actualidad, con condenas que pueden llegar a los 50 años y similares por su dureza, una rebaja de dos o tres meses, como se estila, parece una burla. Por lo vivido en esta Unidad Penitenciaria Nº 1 (Coronda) en el último año, las autoridades han tomado una actitud que creemos positiva y los internos demuestran que ofreciéndoles oportunidades de estudio, trabajo y capacitación, la sociedad va a recibir seres capacitados y a los cuales se debe estimular e incentivar. Eso es lo que representa una conmutación de pena.
(*) Detenido de la cárcel de Coronda y editor de la revista Ciudad Interna.
Publicado en Pausa #4, viernes 6 de junio de 2008
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viernes, 6 de junio de 2008
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